El atardecer en Sevilla tiene un aura inigualable. Dura un suspiro, cuando te das cuenta ya es noche cerrada, pero lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Día y noche. Hay hermandades y recuerdos que sólo son entendidos a ciertas horas. Nos arrope el calor del sol o busquemos el abrigo de nuestros seres queridos en el frío de la noche, nuestra vida no se rescinde a unas pocas horas.
Toda la vida fue de noche, esos palios encendidos, un buen misterio por una calle estrecha...ahora es de día por comodidad y seguridad.
SIEMPRE LA NOCHE. Cada año más. El año pasado, raro fue el día que salí con sol. Mi semana santa vampírica.