Paco Umbral dijo aquello de que «el periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto». Ninguna de las tres se ha dado en este caso.
Hace unos días se publicaba una noticia en Diario de Sevilla que recogía la condena eclesiástica contra el sacerdote Manuel Cociña, un cura del Opus Dei que había practicado abusos sexuales en el año 2002 contra un joven de dieciocho años en el Colegio Mayor Almonte, ubicado en la avenida de la Palmera.
Condenado un cura del Opus Dei por unos abusos sexuales ocurridos en Sevilla https://t.co/PuPDSrNx3h
— Diario de Sevilla (@diariosevilla) July 6, 2020
La primera referencia a dichos delitos apareció también en Diario de Sevilla, en abril de 2019. Entonces, el Vaticano decidió abrir la investigación, después de que el joven denunciara. Entre 2002 y 2019 no hubo ninguna información al respecto. Entre 2019 y 2020, tampoco. Las dos informaciones señaladas sostienen sus argumentos en noticias publicadas por Religión Digital. Otros medios han hecho algún seguimiento del caso e incluso han publicado entrevistas con la víctima. El hecho contiene una doble singularidad: que es el primer caso de abusos reconocido dentro del Opus Dei y que se habría producido en Sevilla.
El Vaticano investiga a un sacerdote del Opus Dei por abusos en un colegio mayor de Sevilla https://t.co/Bj98AP1Eoc vía @diariosevilla
— Cristina Moracho Martín (@CristinaMoracho) April 12, 2019
En la Archidiócesis de Sevilla hay 368 sacerdotes diocesanos, más los correspondientes religiosos, en cifra indeterminada. Recientemente, las cuentas de la Archidiócesis mostraban un presupuesto ligeramente superior a los cincuenta millones de euros, una cifra nada desdeñable a nivel empresarial. Está comúnmente aceptado que la Iglesia en Sevilla constituye un elemento pujante de la sociedad: colegios y universidades, hospitales, centros de atención social, Cáritas, comedores, hermandades, parroquias, scouts, conventos, monasterios, eventos multitudinarios frecuentes, etc. Podría decirse que, especialmente, la Iglesia no pasa desapercibida en Sevilla, forma parte de los rasgos identitarios de los sevillanos y ocupa un lugar destacado dentro de la agenda local y provincial. Ante los hecho ocurridos y condenados por la Santa Sede, desde la curia de la Archidiócesis de Sevilla no se ha emitido ningún comunicado al respecto.
Como puede verse, el periodismo religioso en Sevilla no funciona. Cada fin de semana se dedican ríos de tinta para hablar de los cotilleos capillitas y los medios de comunicación reproducen las informaciones que la Iglesia remite. No señalo a los periodistas. Bastante tienen con lo que les pagan, como para encima pisar charcos. Sin embargo, alguien hurta a la ciudadanía la información completa sobre estos asuntos que también son de interés general. Los malos, desde luego, tampoco parece que estén advertidos: son demasiados los que se pasan de la raya para adentrarse en una noche oscura que solo alberga horrores. El gobierno de la plaza Virgen de los Reyes, en este caso, tampoco parece inquieto. Lo peor de todo es el hecho de pensar que muy cerca de cada uno de nosotros podría haber alguien sufriendo bajo el silencio cómplice de unos pocos.
*La foto de portada es de https://estellanoticias.com