Contando ya con el benéplacito del Administrador, abro este tema para hablar sobre la vida y obra (sobre todo obra) de D. Antonio Rodríguez Buzón.
Y comienzo con el romance que le dedicó a María Santísima de la Estrella, con motivo, muy probablemente, del IV Centenario Fundacional de la Hermandad: Estrella de las estrellas, Estrella del nardo y nácar, Estrella del puro amor De Sevilla y de Triana. Estrella donde se miran Los reflejos de la Gracia, El azogue y el mercurio De la pena más amarga, Los destellos del ocaso Y los reflejos del alba; Los pétalos de la rosa En el rosal desmayada; El agua, que al ver tus ojos Llora en la fuente callada; La nieve que su pureza Quiere copiar de tu cara; Y el pájaro, que de trinos, quiere bordarte la saya. Estrella de las estrellas, Estrella limpia y sin mancha, Estrella llena de angustia Y de angustia casi ahogada. Reprime el llanto bendito Que va brotando en cascada, De tu corazón deshecho Y tu alma traspasada. Reprime, Reina, esas perlas Que por tu mejilla resbalan, Que la nueva primavera De tardes ilusionadas, De música estremecida Y de brisa perfumada Bajo el cielo de Sevilla, Te entreteje arrodillada Un pañuelo de oraciones Y saetas incendiadas Para ponerlo en tus manos En la azul tarde soñada De ese Domingo de Ramos Que ya en nuestra sangre llama Con fragancias de azahares Y aroma del clavel grana. No llores más, Madre mía Que a ti, mi Reina, te canta Con un acorde de cielo Un repique de Giralda. Estrella la más dolida Estrella la más amarga, Estrella de los milagros, Estrella de la bonanza, Estrella de las estrellas, Estrella del nardo y nácar Y Estrella del puro amor De Sevilla y de Triana ¡Sublime Estrella radiante Cuya luz ni el Sol apaga! D. Antonio Rodríguez Buzón Sevilla, ¿1960? Foto: Archivo Altozano Saludos
CANCIÓN DE SEVILLA A SU VIRGEN EN PRIMAVERA Cuando la luz se hace llama en vuelos de primavera y su reflejo bandera donde el júbilo se inflama. Cuando la gracia proclama el brillo en que se encadena, y el oro de su sirena se ilumina de esplendor, va repitiendo un clamor, ¡Macarena...! ¡Macarena...! Cuando el jardín no resiste tanta flor en él dormida y en airosa sacudida de colores se reviste. Citando ya la sombra triste a si misma se condena, y de su florida almena canta la vida gozosa, va repitiendo la rosa, ¡Macarena...! ¡Macarena...! Cuando ya es todo color estallante de armonía y al filo de cada día despierta un nuevo fulgor. Cuando todo es puro amor y el cielo de azul se llena, en brisa de hierbabuena el pájaro su ala mece, hay un eco que enternece, ¡Macarena...! ¡Macarena...! Cuando la fuente escondida levanta sus surtidores y de vivos resplandores deja su piedra vestida. Cuando la canción perdida de nuevo busca su vena, y en el agua desmelena la planta su verde manto, se escucha cual dulce canto, ¡Macarena...! ¡Macarena...! Cuando algún ángel desciende por ver su cara de cerca y el cielo mismo se acerca porque su rostro lo enciende. Cuando su oro el sol extiende para gracia tan morena, y la risa se hace pena que desborda toda orilla, repite toda Sevilla, ¡Macarena...! ¡Macarena...! Antonio Rodrígeuz Buzón, 1960 Foto: Archivo barcaiztegui
Creí Señora mi pecho de la cadencia olvidado Mas quedé para Ti flores en los jardines y prados y en arriates de sueño y en los surcos del milagro y en las plazas escondidas y en los desiertos collados y en las riberas umbrías y por los huertos cerrados Busqué flores para Ti que es tenerlas en la mano porque al evocar tu nombre toda la luz se hace nardo y de jazmín se hace aire y toda la sangre amarando y violetas los recuerdos y fina azucena el tacto y gardenia la mirada y margarita los labios y clavel el corazón y las espigas geranios Busqué flores para Ti que es tenerla en la mano porque el ángel del dolor las hace surgir del cardo, y de la piedra desnuda y de la arista del canto y de la pena escondida y del fondo del quebranto y de la frente cansada y del hundido costado y del pecho sin latido y del lamento quebrado Busqué flores para Ti triste y desesperado porque el jardín de mi voz Señora estaba agotado. Pero me postré a tus plantas y con los ojos clavados en la gloria de Tus Ojos de lágrimas arrasados sentí como me llenaba de flores mi rosal blanco y grité como el que encuentra lo inútilmente buscado y canté como el que canta por el goce desbordado y de oración alabanza yo compuse un nuevo ramo para Ti, que eres la Reina de los celestiales prados, de los eternos jardines de los arriates altos de las riberas de cielo y de los surcos dorados. Para Ti que eres la Reina del puro amor entregado de los caminos sin sombra y de ese Valle Sagrado que los ángeles vigilan al resplandor de tu llanto Y ante tu altar Virgen mía yo me quedé musitando ¡ay! quien pudiera Señora ser flor de ese humilde ramo Antonio Rodríguez Buzón Pregón Semana Santa de Sevilla 11 de Marzo de 1956 Foto: Archivo naveta-palio
No nos olvidemos de su hermosísimo poema dedicado a Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza a su paso por la calle Caballerizas, la más bella calle por la que pasa la hermandad por su estrechez y encanto. Se llama ''A compas la cera llora'': A compas la cera llora porque viene de regreso, quedando en el aire preso todo grito que le implora, la luz el rostro le dora dibujandolo en sonrisas, y al pasar Caballerizas los blancos muros rozando, una voz le va cantando al son de los guardabrisas. Y despues cuando sigue caminando bajo estrellas cristalinas, al compas las bambalinas sin querer van redoblando, tambien la va acompañando la luna clara, el lucero, la oracion del nazareno, una saeta gitana y un repique de campanas sin que toque el campanero. Aqui dejo un video del magico momento: http://www.youtube.com/watch?v=s3pePuS4gKU
Tú vas con la Cruz <<cargao>> que aunque de rico carey te lleva el hombro <<doblao>>; y aunque eres del Cielo Rey con ella vas <<resignao>>. Antonio Rodríguez Buzón