01 Marzo San Albino Obispo (470-550) Hay trece santos con el nombre de Albino. Ocho fueron obispos. Tres se conmemoran el 1 de marzo: el legendario protomártir inglés, a quien se le cambió el nombre de Albano en Albino para distinguirlo del homónimo mártir de Maguncia; y los obispos de Vercelli y de Angers, casi contemporáneos. E1 quinto sucesor de San Eusebio, fundador de la diócesis de Vercelli, fue consagrado obispo en el 452, en un período histórico muy tormentoso en Italia. El nuevo obispo reconstruyó la iglesia metropolitana, sobre las ruinas de la pequeña basílica que San Eusebio había construido sobre la tumba del mártir San Teofrasto, y que el emperador Teodosio había hecho ampliar. Para la solemne celebración del rito, Albino esperaba la visita de algún obispo importante. La espera fue premiada con el paso de San Germán, obispo de Auxerre, que se dirigía a Ravena. Como no podía esperar, el santo obispo prometió que asistiría al rito, cuando regresara. San Germán murió durante su estadía en Ravena, y a Vercelli regresó solamente su cadáver. Cuando colocaron el féretro en el centro de la basílica, todas las velas se encendieron simultáneamente. El hecho, más prodigioso porque en los días anteriores ninguno había podido encenderlas, fue interpretado como el cumplimiento de la promesa que San Germán había hecho a San Albino. Del obispo de Vercelli no sabemos sino que su culto es muy antiguo. San Albino (Aubin), obispo de Angers, es uno de los santos más populares de la Edad Media, sobre todo en el norte de Europa. Nació en Vannes (Francia) hacia el año 496, de noble familia, y para poder entrar en la abadía de Tincillac tuvo que renunciar al título nobiliario y a la rica herencia. En el 504 fue elegido abad, cargo que ocupó durante 25 años, hasta cuando por obediencia tuvo que aceptar el nombramiento como obispo de Angers en el 529. Con celo pastoral y prudente firmeza gobernó su diócesis, obteniendo más hostilidad que aplausos. Pero para el buen obispo le era suficiente la aprobación de otro santo, su amigo San Cesario. Murió el 01 de marzo del 550. Seis años después, por su fama de santidad se le dedicó una iglesia en Angers, en cuya cripta reposan sus restos.
02 Marzo San Simplicio Natural de Tívoli, en el campo de Roma. Es hijo de Castino. Le vemos formando parte del clero romano y sucediendo al papa san Hilario en la Sede de Roma, en marzo del año 467. Sus reliquias se conservan en Tívoli. El nuevo papa adopta en su pontificado una actitud fundamental: atiende preferente al clero. Procura su reforma, detectando el error y proponiendo el remedio con la verdad sin condescendencias que lo acaricien; muestra perseverancia firme y tesón férreo cuando debe reprimir la ambición de los altos eclesiásticos. En su diócesis de Roma se comporta como modelo episcopal, entregándose al cuidado de sus fieles como si no tuviera en sus hombros a la Iglesia Universal. Aquí cuida especialmente la instrucción religiosa de los fieles, facilita la distribución de limosnas entre los más pobres y dicta normas para atender primordialmente la administración del bautismo. Aún tuvo tiempo para dedicar el primer templo en el occidente a San Andrés, el hermano del apóstol Pedro. También convocó un concilio para explicitar la fe ante los errores que había difundido Eutiques, equivocándose en la inteligencia de la verdad, pues, en su monofisismo, sólo admitía en Cristo la naturaleza divina con lo que se llegaba a negar la Redención. Los contemporáneos del santo conocieron bien la austeridad de su vida y su constante oración hasta el punto de afirmar que rezó como un monje y se mortificó como un solitario del desierto. Sin esos medios su labor de servicio a la Iglesia hubiera resultado imposible.
03 Marzo Santa Cunegunda SANTA CUNEGUNDA o CUNEGUNDIS Emperatriz, Viuda (+ 1040) Era hija de Sigfrido de Luxemburgo y de su santa esposa, Eduviges, quienes la educaron piadosamente. Cunegunda se casó con el duque Enrique de Baviera. Este le regaló un crucifijo oriental, idéntico, según parece, al que se halla actualmente en Munich. Algunos autores posteriores afirman que ambos esposos hicieron voto de virginidad el día de su matrimonio, y el Martirologio Romano repite esa tradición, pero los historiadores actuales niegan que haya pruebas suficientes en su favor. A la muerte del emperador Otón III, Enrique fue elegido rey de los romanos, San Wiligio le coronó en Mainz y Santa Cunegunda fue coronada dos meses después, en Paderborn. En 1013, fueron juntos a Roma para recibir la corona imperial de manos del Papa Benedicto VIII. Cediendo, en parte, a los grupos de Santa Cunegunda, el emperador fundó el monasterio y la catedral de Bamberga, que fue personalmente consagrada por el Papa Bendicto VIII. Durante una peligrosa enfermedad, la emperatriz prometió fundar un convento en Kafungen de Hesse, cerca de Cassel. Así lo hizo en cuanto recobró la salud y cuando murió su esposo, estaba ya a punto de terminar otro convento para las religiosas de San Benito. Según parece, la emperatriz tenía una sobrina joven, llamada Judith, a la que profesaba mucho cariño y a la que había educado con gran solicitud. Santa Cunegunda nombró a Judith superiora del nuevo convento, no sin haberle dado antes muchos buenos consejos. En el año 1024, el día del aniversario de la muerte de su esposo, Santa Cunegunda invitó a numerosos prelados a la dedicación de la iglesia que había construido en Kafungen. Después del canto del Evangelio, la santa depositó sobre el altar una reliquia de la cruz de Jerusalén, cambio sus vestiduras imperiales por el hábito religioso, y recibió el velo de manos del obispo de la ciudad. Una vez en religión, pareció olvidar que había sido emperatriz, y se consideraba como la última de las monjas, convencida de que eso era a los ojos de Dios. Nada temía tanto como aquello que pudiera recordarle su antigua dignidad. Oraba y leía mucho y se dedicaba especialmente a visitar y consolar a los enfermos. Así pasó los últimos años de su vida. Murió el 03 de Marzo de 1033. Su cuerpo fue sepultado en Bamberga junto al de su esposo
04 Marzo San Casimiro Nació en el año 1458 y fue hijo del rey de Polonia y Gran Duque de Lituania. Supo practicar de manera eminente las virtudes cristianas, destacando sobre todo en la castidad y en la caridad con los más pobres y necesitados.- Fue un gran defensor de la fe y mostró especialísima devoción a la Eucaristía y a la virgen María. Murió joven y tuberculoso el año 1484 en Grodno (antigua Polonia) y está enterrado en Vilna (Lituania).-
05 Marzo San Eusebio Eusebio Palatino, y compañeros mártires El Hagiologio lusitano de Pedro Cardoso, la Crónica de España de Martín Carrillo y Moreno Vargas en su Historia de Mérida sostienen que sufrieron martirio en la Bética, en un lugar llamado Medellín, cerca de Mérida. A la muerte de estos mártires, por razones ignotas para nosotros y que sólo Dios conoce, no siguió un culto martirial posterior que mantuviera viva su memoria hasta el fin del tiempo; nos queda la noticia escueta de su entrega hasta la muerte y la heroicidad de la paciencia. Eusebio Palatino fue uno de estos personajes anónimos que supo personar la fidelidad a Jesucristo y la fortaleza hasta el fin con el tesón de los que entienden valer la pena su entrega.
6 de Marzo Santos: Marciano, Olegario, Basilio, Evagrio, Crodegando, Claudiano, obispos; Agapio, Víctor, Victorino, Claudiano, Basa, Marciano, Conón, mártires; Cirilo, Evagrio, confesores; Coleta, Rosa de Viterbo, Kinesburga, Kineswuida, vírgenes; Bauterio, anacoreta. Olegario, obispo (1060-1136) En lo religioso es Nicolás II quien dirige y en lo civil Enrique IV administra el Sacro Imperio Romano cuando nace en el año 1060 Olegario. Sus padres fueron Olaguer –válido de D. Ramón Berenguer, conde de Barcelona– y Guilia. En su tiempo se condena a Berengario por sus errores sobre la Eucaristía y Godofredo de Buillón conquista Jerusalén, nombrándosele defensor del Santo Sepulcro. Fue canónigo de la iglesia Catedral de Barcelona y D. Ramón Beltrán, obispo de la ciudad lo ordenó sacerdote. Pero, pensando que agradaba más a Dios de otra manera, Olaguer –que así le conocen en Barcelona y Tarragona– renuncia a la prebenda catedralicia, entra en el monasterio de san Adrián del que llega a ser prior y pasa a ser abad del de san Rufo hasta que se le nombra obispo en el año 1115. No pocos apuros costaron ponerle sobre su cabeza la mitra de Barcelona y en su mano el báculo por no quererlos aceptar el frailecito pensando que eran gran dignidad y pocos sus méritos; incluso llegó a escaparse por la noche y el clero tuvo que "atraparle" en Perpiñán; y dicen que hasta el mismo D. Rodrigo suplicó al papa Pascual II para que le obligara a aceptarla. Puede que el dato sea leyenda o puede que sea verdad por su humildad; pero ciertamente hoy –los tiempos cambiaron– no cuesta tanto aceptar un nombramiento episcopal. Aquellas buenas gentes apreciaban bien su calidad. Como obispo hace su labor con creces; pasó el tiempo reconstruyendo monasterios e iglesias, predicando de ordinario –cosa poco usual en su época– y preocupándose de los pobres, dándoles en limosna los dineros que él recibía. Cuando muere el papa Pascual y se elige a Gelasio II, va Olegario a Roma a besar los pies de Pedro y prestarle juramento como acto protocolario del tiempo. A su vuelta se ha recuperado Tarragona de los moros, se restituye su condición de sede metropolitana y Olaguer es nombrado su arzobispo el 21 de marzo de 1118. El papa lo nombra además legado suyo para toda España. Tiene que vivir en Barcelona cuya sede mantiene porque quedó arrasada Tarragona y sin bienes propios; ocho años tardará Olegario en terminar de reedificar las murallas de esta ciudad y en llevar a ella gente aguerrida que esté en condiciones de poder defenderla. Cumpliendo la misión de metropolitano y legado ad latere hubo de tomar parte en diversos concilios y anatematizó al antipapa Anacleto. A su regreso de Tierra Santa se preocupa de que se restituyan a la iglesia los bienes que algunos se habían injustamente apropiado, bendice y repara las iglesias desacralizadas por los sarracenos, e interviene en Zaragoza en la reconciliación entre don Alonso de Castilla y don Ramiro de Aragón. Este hombre celoso, incansable, con don de gobierno y mucho amor a Dios no pudo ver reconstruida su iglesia metropolitana por falta de recursos económicos antes de morir el 6 de marzo del 1136. Fueron sepultados sus restos en su iglesia de Barcelona y canonizado a la antigua usanza, es decir, por veneración popular y consentimiento del Romano Pontífice.
07 Marzo Santos: Perpetua y Felicidad (Felícitas), Sátiro, Revocato, Saturnino, Secúndulo, Julián, Eubulo, mártires; Teofilacto, Gaudioso, Pablo, obispos; Pablo el simple, Teresa Margarita del S. C., virgen. Santas Perpetua y Felicidad Fueron martirizadas en Cartago, en la persecución de Septimio Severo, el año 203. Perpetua era una joven matrona romana que acababa de dar a luz y Felicidad era una esclava. Se conserva una conmovedora narración de este encarcelamiento y martirio, escrita en parte por los mismos mártires antes de morir y en parte por un escritor de la época; este testimonio impresionante manifiesta el rigor de las persecuciones romanas y el heroísmo de quienes las sufrieron por fidelidad a Cristo.
8 MARZO Santos: Juan de Dios, confesor y Patrono de los bomberos y practicantes ; Quintilo, Cirilo, obispos; Julián, Félix, Filemón, Apolonio, Teótico, Urbano, Rogato, Silvano, mártires; Veremundo, abad; Poncio, diácono; Liberio, Arnoldo, confesores; Antonino, eremita. San Juan de Dios, religioso (1495-1550) Juan Ciudad Duarte nació de padres humildes en Montemayor el Nuevo (Portugal), el año 1495. Eran años de efervescencia, al reclamo de los nuevos descubrimientos. Juan partió de su pueblo cuando sólo tenía ocho años. Entró en España y se quedó en Oropesa. Más tarde seguiría su aventura. Entra a servir en casa de un rico propietario. El dueño le propone un ventajoso matrimonio con su hija. Juan no quiere atarse y desaparece. Se alista en el ejército. Lucha como San Ignacio en Fuenterrabía. Sufre muchas peripecias. Por un descuido es expulsado y regresa a Oropesa. Vuelve al ejército contra los turcos y llega hasta Viena. A la vuelta pasa por su pueblo. Luego reside en Sevilla, Ceuta, Gibraltar y Algeciras, siempre con ocupaciones diversas. Su vida es una perpetua aventura. A los 42 años llega a Granada. Allí se realizó su conversión. «Granada será tu cruz», le dice el Señor. Desde ahora se llamará Juan de Dios. Predicaba en Granada San Juan de Ávila, y con tales colores y tonos predicó sobre la belleza de la virtud y sobre la fealdad del pecado, con tantos ardores habló sobre el amor de Dios, que Juan se sintió como herido por un rayo. Se tiraba por el suelo, mientras repetía: «Misericordia, Señor, misericordia». Quemó los libros que vendía de caballería, repartió los piadosos, lo dio todo, y corrió por las calles de la ciudad descalzo y gritando sus pecados y su arrepentimiento como uno que ha perdido el juicio. Sólo Juan de Ávila que le animó a encauzar aquellos arrebatos en alguna obra permanente de caridad. Y Juan concentró ahora todo su entusiasmo en una nueva Orden: La Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios. «Haceos el bien, hermanos», repetía sin cesar. Sus primeros compañeros los reclutó el fundador entre la gente más desarrapada: un alcahuete, un asesino, un espía y un usurero. Esa es la fuerza del amor. Un converso que saca del fango a cuatro truhanes y los hace héroes cristianos. Sobre estas cuatro columnas apoyará su obra. Peregrina a Guadalupe. Vuelve a Granada y recoge los primeros enfermos. Es el precursor de la beneficencia moderna. Acoge a los enfermos, los cura, los limpia, los consuela, les da de comer. Todo es limpieza, orden y paz en la casa. Por la noche mendiga por la ciudad para los enfermos. Todos se le abren. Todos le ayudan. Es muy expresivo el cuadro de Murillo: va el Santo con el cesto lleno por la ciudad, carga con un enfermo ulceroso que representa a Jesucristo y un ángel le sostiene y le guía. Un día se declaró un incendio en el Hospital. Había peligro de que todos los enfermos quedaran abrasados. Juan de Dios, desoyendo a los prudentes, se metió en el fuego, dispuesto a dar la vida, cogió uno a uno sobre sus espaldas y los salvó a todos. A él únicamente se le chamuscaron los vestidos. Las llamas de su amor fueron más fuertes que el fuego. Murió en Granada el año 1550.
9 MARZO Santos: Francisca Romana, religiosa; Paciano, Benito, Gregorio Niseno, obispos; Catalina de Bolonia, virgen; Domingo Savio, confesor; Quirino, Cándido, Cirión, Vidal, Urpasiano, mártires. 09 Marzo Santa Francisca Romana Religiosa (1384-1440) Nació en Roma en el año 1384. Se casó joven, vivió como una madre de familia ejemplar y tuvo tres hijos. Fue una de las mujeres pioneras en poner en marcha una institución femenina no de clausura como la Congregación de Oblatas benedictinas fundada por ella en 1425 destinada a atender la formación de la infancia. Al enviudar ella misma se incorporó a la vida en común. Se distinguió por su amor a los pobres, la atención a los enfermos y la paciente actividad con los necesitados. Murió en el año 1440.
10 MARZO Santos: Cayo, Alejandro, Víctor, Cuadrado, Cándido, Dionisio, Pablo, Cipriano, Crescente, Anecto, Los 40 de Sebaste, mártires; Macario, Silvestre, obispos; Atalo, Emiliano, abades; Droctoveo, confesor; María Eugenia Milleret de Brou, fundadora HH. de la Asunción. Mártires de Sebaste Los 40 mártires de Sebaste (a. 320) La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre los cristianos del siglo IV por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la Legión XV Apollinaris tenía a su cargo la defensa de Asia Menor. En el año 312 Constantino y Licinio publicaron un edicto favorable a los cristianos. Majencio había sido derrotado el 28 de Abril de ese año junto al puente Milvio y quedaba Constantino como único emperador de Occidente. En Oriente, vencido Maximiano Daia, es Licinio el único dueño. Constantino y Licinio son emperadores asociados. Por ese momento hay abundantes cristianos enrolados en las filas del ejército por la tranquilidad que por años los fieles cristianos van disfrutando al amparo del edicto imperial. En lenguaje de Eusebio, el ambicioso Licinio se quita la máscara e inicia en Oriente una cruenta persecución contra los cristianos. La verdad histórica del martirio, con sus detalles más nimios, no llega uniformemente a nuestros tiempos. La predicación viva de su entrega hasta la muerte -propuesta una y otra vez como paradigma a los fieles- está necesariamente adaptada a la necesidad interior de los diferentes auditorios; esto hace que se resalten más unos aspectos que otros, según lo requiera el mayor provecho espiritual, a los distintos oyentes y probablemente ahí radique la diferencia de las memorias. San Gregorio de Nisa, apologista acérrimo de los soldados mártires, sitúa el lugar del martirio en Armenia, cerca de la actual Sivas, en la ciudad de Sebaste. Fue en el año 320 y en un estanque helado. (San Efrén, al comentarlo, debió imaginarlo tan grande que lo llamó “lago”) Dice que de la XII Fulminata, cuarenta hombres aguerridos prefirieron la muerte gélida a renunciar a su fe cristiana. Sobre el hielo y hundiéndose en el rigor del agua fría, los soldados, con sus miembros yertos, se animan mutuamente orando: “Cuarenta, Señor, bajamos al estadio; haz que los cuarenta seamos coronados”. Quieren ser fieles hasta la muerte... pero uno de ellos flaquea y se escapa; el encargado de su custodia , asombrado por la entereza de los que mueren y aborreciendo la cobardía del que huye, entra en el frío congelador y completa el número de los que, enteros, mantienen su ideal con perseverancia. Los sepultaron, también juntos, en el Ponto, dato difícil de interpretar por ser armenios los mártires. Pronto comenzó el culto a los soldados y se propagó por Constantinopla, Palestina -donde santa Melania la Joven construyó un monasterio poniéndolo bajo su protección-, Roma y de allí a toda la cristiandad. La antigüedad cristiana vibraba con la celebración del heroísmo de sus soldados, admiró la valentía, la constancia, el desprendimiento, la renuncia a una vida larga y privilegiada. Deseaban las iglesias particulares conseguir alguna de sus reliquias tanto que san Gaudencio afirma se valoraban más que el oro y san Gregorio Niseno las apreciaba hasta el punto de colocarlas junto a los cuerpos de sus padres para que en la resurrección última lo hicieran junto a sus valientes intercesores.
11 Marzo San Eulogio de Córdoba Presbítero y mártir (+ 859), se le considera el gran Doctor de la Iglesia mozárabe. Muy difícil era la situación de la comunidad cristiana española, sometida al Islam, pero siempre encontró consuelo y aliento en los escritos y en el ejemplo de San Eulogio. Su figura la conocemos bien por sus escritos y por la biografía que escribió su amigo Álvaro Paulo. «Si quieres que tu oración vuele hacia Dios, le dice su abad, ponle dos alas: el ayuno y la limosna». A los 25 años, Eulogio es ya un destacado sacerdote de la iglesia de San Zoilo. En el monasterio de Santa Clara tuvo un condiscípulo, Álvaro Paulo. Con él estrechó una amistad que duraría hasta la muerte. «Todas sus obras, escribe Álvaro, estaban llenas de luz. De su bondad, de su humildad y de su caridad podía dar testimonio el amor que todos le tenían. Su afán de cada día era acercarse más y más al cielo, y gemía sin cesar por el peso de la carga de su cuerpo». Intentó Eulogio peregrinar a Roma. Recoge en Leyre, Siresa y otros monasterios de Navarra y Aragón preciosos manuscritos de la antigüedad, que se llevó como botín a Córdoba, y sirven para conservar y restaurar la cultura cristiana. Entre los documentos recogidos los había de Horacio, Virgilio y San Agustín. Una vez en Córdoba y convertido ya en jefe del grupo de sacerdotes de San Zoilo, por su santidad y su sabiduría, se dedica a rezar y a escribir, a instruir y alentar a los cristianos, acosados y perseguidos por el Islam, si no abandonaban el cristianismo. Su actividad era tan intensa como su entusiasmo e intrepidez. Es ahora cuando escribe sus obras principales: el Memorial de los Mártires, para ejemplo dé los más débiles, el Documento Martirial, para sostener el ánimo de dos vírgenes cristianas, Flora y María, encerradas en un calabozo, y el Apologético, para defender la fe cristiana. Tal había llegado a ser la fama de Eulogio, que en el año 858, al morir el arzobispo de Toledo, el clero y los fieles de la sede primada lo eligieron para sucederle, aunque no pudo llegar a su sede. Eulogio molestaba a los visires y al cadí por su incansable actividad y su proselitismo, y es también metido en la cárcel. Tenían además contra él que había acogido e instruido a la joven Lucrecia, cristiana acusada de apostasía, por ser hija de musulmán. Un juez amigo pide a Eulogio que disimule en el juicio para librarle de la muerte. Eulogio le contesta con palabras ardientes propias de un soldado de Cristo, e insta a sus jueces a que adoren a Jesucristo, único Dios verdadero. Estas palabras exacerban más al tribunal. El 11 de marzo del año 859, cuenta su biógrafo, fue decapitado. Lucrecia le seguía pocos días después. Los sagrados restos fueron sepultados en la iglesia de San Zoilo. En el año 883 fueron trasladados de Córdoba a Oviedo. Su urna se conserva todavía en la Cámara Santa de esta ciudad. -
Inocencio I, Santo Papa, 12 de marzo de 417. Inocencio I, Santo Papa Nació en la segunda mitad del siglo IV y parece ser que en Albano, aunque documentalmente no pueda demostrarse con certeza. Fue elegido papa en el año 401, como sucesor de Anastasio I. Consiguió que se reconociese su autoridad papal en Iliria, región montañosa situada en la región nororiental del Adriático que hoy corresponde a Bosnia y Dalmacia. Expulsó de la Ciudad Eterna a los perseguidores y detractores de san Juan Crisóstomo, a pesar de la oposición del emperador Arcadio (407). Pero no pudo, a pesar de sus esfuerzos y negociaciones, evitar el saqueo de Roma por Alarico el 24 de agosto del año 410. A petición de san Agustín, condenó la herejía pelagiana (417). Con respecto al gobierno que debió ejercer en Hispania, hay que mencionar la carta dirigida a Exuperio, obispo de Tolosa, dándole normas para la reconciliación y admisión a la comunión a los que una vez bautizados se entregaran de modo pertinaz a los placeres de la carne. De alguna manera, modera la disciplina, en vigor hasta entonces, contemplada en los concilios de Elvira y de Arlés y propiciada por las iglesias africanas; eran normas un tanto rigoristas extremadamente extrañas para nuestra época, que negaban la admisión a la comunión de este tipo de pecadores incluso en el momento de la muerte, aunque se les concediera fácilmente la posibilidad de la penitencia. Reconoce en su escrito que hasta ese momento ´la ley era más duraª, pero que no quiere adoptar la misma aspereza y dureza que el hereje Novaciano. De todos modos no presume de innovaciones, ni se presenta como detentor de un liberalismo laxo; justifica plenamente las normas anteriores, afirmando que esa praxis era la conveniente en aquel tiempo. En el 416, cuando quiere recordar a los obispos españoles la autoridad indiscutida del obispo de Roma y la obediencia que le deben desde España, escribe una carta en la que afirma que en toda Italia, Francia, Hispania, África y Sicilia sólo se han instituido iglesias por Pedro o por sus discípulos. Esta carta es empleada como argumento documental muy importante por quienes desautorizan la antiquísima tradición que sostiene la predicación del Apóstol Santiago en España y la conjetura fundada de la visita del apóstol Pablo a este extremo del Imperio. Interviene también por los años 404-405 para restaurar la paz entre los obispos de Hispania, después de las resoluciones cristológicas antipriscilianistas del concilio de Toledo del año 400; recomienda el reconocimiento de la autoridad y gobierno episcopal de los que fueron ordenados por partidarios de Prisciliano pero que continúan profesando la fe verdadera al aceptar la consubstancialidad del Hijo con el Padre y la unicidad de Persona en Cristo. Ocupó la Sede de Pedro hasta su muerte en el 417.
13 MARZO Santos: Nicéforo, Ansovino, obispos; Rodrigo, presbítero y mártir; Eufrasia, Cristina, vírgenes; Salomón, Macedonio, Patricia, Modesta, Teuseta, Horres, Teodora, Ninfodora, Marco, Arabia, Sabino, Máximo, Marcial, Silvano, Basilio, Felicidad, Lorenza, mártires. 13 de marzo Nicéforo, confesor († 829) Hacia el año 790, en Constantinopla, tienen un hijo Teodoro, secretario del emperador, y Eudoxia. Hay por ese entonces en Oriente una peligrosa tendencia a la fiscalización por parte del emperador en cuestiones religiosas. Esto es mala cosa; las intromisiones por parte del poder civil en el campo de la teología casi siempre tuvieron malos resultados, como testifica la historia; so pretexto de ayudar a la fe, se disimula el afán desmedido de poder y pone de manifiesto -en este caso- la clara decisión de mostrar una oposición abierta a todo lo que llegue de Roma. Se trata de la tendencia iconoclasta -el rechazo y prohibición de dar culto a las imágenes- que degenera en herejía. Nicéforo se educa bajo la tutela celosa de su madre cuando muere en el destierro su padre. Ella se preocupó de llevarlo a los mejores maestros para que cuidaran su preparación intelectual y contribuyeran al asentamiento en su vida de los criterios morales por los que debería guiarse. En el año 780 se inaugura un buen período de paz con la emperatriz Irene y su hijo Constantino VI. Nicéforo pasa a la corte a ocupar el puesto que de modo tan exquisito desempeñó su mismísimo padre; es nombrado Secretario general. Con la autoridad de legado imperial asiste al II concilio de Nicea que es el VII de los universales o ecuménicos, en el año 787. La tendencia anímica de Nicéforo es la soledad. Construye a sus expensas un monasterio a orillas del Bósforo, en la parte oriental, y allí se retira para buscar una intimidad con Dios que no tenía en los palacios de la cosmópolis. Se produce una nueva llamada a trabajar en la corte donde le añoran por su buenhacer, su honradez y bondad. Es un hombre cabal y fiable. Allá va de nuevo Nicéforo llevando consigo la nostalgia de un tiempo santo, sobrio y de paz. Vive en palacio, pero intenta como puede alternar las altas gestiones y la vida religiosa; incluso llega a hacerse cargo del hospital general de Bizancio donde tiene oportunidades sobradas de ejercitar la caridad con los que más la necesitan. No es extraño que el pueblo le elija y el emperador lo proponga para la sede patriarcal de Constantinopla a la muerte de Tarasio. Cierto que debió vencerse la timidez para aceptar porque buen conocimiento tenía él de cómo andaban los ánimos en las alturas y de qué manera se recibían e interpretaban las orientaciones del papa de Roma; por otra parte, su elección dejaba inevitablemente postergados a algunos aspirantes a la sede que se quedaban en segundo puesto y esto en los eclesiásticos no es fácil de asimilar; además, ni siquiera era sacerdote. Hubo que darle previamente la ordenación sacerdotal y tras la consagración episcopal toma posesión de Santa Sofía el 12 de abril del 806. El 10 de Julio del año 813 corona como emperador a León V el Armeno. El buen soldado lo hubiera hecho bien si no se hubiera entrometido a remover en cuestiones teológicas que le sobrepasaban. Volvió a resucitarse el tema de ´las imágenesª; reunió en torno a sí un grupo de obispos adeptos, resentidos y ávidos de honor, que le apoyaran en sus propósitos de supeditar al poder civil la autoridad religiosa. Ha de oponerse con claridad Nicéforo. Un conciliábulo se reúne para intrigar. El Patriarca defiende los derechos y autoridad de la Iglesia, excomulga a los reunidos y termina desterrado por el emperador a instancia de los obispos ´trepaª. Con ellos se da comienzo a la persecución de la ortodoxia católica. Anciano, enfermo y abandonado muere, el 2 de Junio del año 829 -día de su fiesta en la Iglesia Oriental- en el monasterio que construyó en el Bósforo. Repuesta su memoria, se trasladan sus restos a la basílica de los Santos Apóstoles de Bizancio el 13 de marzo del 829, -fiesta en la Iglesia latina-. Mala es la manipulación de la Iglesia para aumento de poder; sin disculpar, se puede llegar a comprender humanamente en un ambicioso emperador. Pero la existencia de obispos despreocupados de su misión apostólica y condescendientes con sus bajas pasiones, anhelando no se sabe muy bien qué interés humano, pone a prueba la fe. Líbranos para siempre, san Nicéforo, de obispos enredadores. -
14 MARZO Santos: Matilde, reina; León, Inocencio, obispos; Eutiquio, Arnaldo, Pedro, Afrodisio, Frontón, Alejandro, Valeria, mártires; Eva (Evelina), beata; Florentina, santa. 14 de marzo Matilde, reina de Alemania (c.a. 890-968) Hija de Teodorico, conde sajón, nació en Wesfalia alrededor del año 890. Se educó en el monasterio de Herford. Sus padres la casan en el año 909 con Enrique el Pajarero -llamado con este apodo por su afición a la caza con halcones- duque de Sajonia. A la muerte de Conrado, es elegido Enrique rey de Alemania en el 919. Es un buen príncipe con sus súbditos y añade a sus territorios Baviera después de conquistarla. Matilde se ha hecho una reina piadosa y caritativa. Está como alejada de las vanidades de la corte; día y noche reza; conocen los palaciegos sus costumbres. Gran parte de su tiempo está ocupada con atención a los desvalidos; visita a los enfermos e intenta dar consuelo a afligidos. Y esto lo sabe, aprueba y apoya su marido. Así transcurrieron sus 23 años de matrimonio hasta el año 936 en que muere Enrique. Después de la muerte del esposo, entrega sus joyas a los pobres, significando la total ruptura con la pompa del mundo. El matrimonio ha tenido tres hijos: Otón, emperador de Alemania en el 937 a la muerte de su padre y luego de Roma en el 962 después de haber vencido a los bohemios y lombardos; Enrique, duque de Baviera y san Bruno, arzobispo de Colonia. Sufrió las tensiones y luchas entre sus hijos Otón y Enrique por el poder y hasta tuvo que soportar la amargura de la conspiración contra ella por parte de sus hijos que la acusaron injustamente de dilapidar los bienes del Estado. Restablecida su probidad y considerados sus derechos de viudedad, se muestra aún más liberal con los bienes materiales que le correspondían por herencia. Es su época de restaurar iglesias y fundar monasterios; sobresalen sobre todos el de Polden, en el ducado de Brunswich, que llega a albergar para Dios a trescientos monjes, y el de Quedlimburgo, en Sajonia, donde murió y reposan sus restos junto a los de su marido que allí los trasladó. Antes de morir en el año 968, quiso hacer humilde confesión pública de sus pecados ante los monjes del lugar. La santidad no la tienen fácil ni siquiera los reyes y reinas. Principalmente ellos están obligados a no ver oposición entre Dios-riqueza, poder-servicio y justicia-caridad. Incluso cabe sospechar que las razones de estado pueden enmascarar la infidelidad y crear un obstáculo mayúsculo a la hora de dar a la respuesta personal a Dios el tono adecuado que postula la fe. -
15 MARZO Santos: Raimundo de Fitero, Sisebuto, Adyuto, Probo abades; Longinos, Aristóbulo, Menigno, Nicandro, Matrona o Madrona, Leocricia, mártires; Zacarías, papa; Clemente María Hofbauer, confesor; Especioso, monje; Luisa de Marillac, fundadora. Raimundo de Fitero, fundador († 1163) Abad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava. Se llamaba Raimundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo más probable es que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la época fue a comienzos del siglo XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue en Barcelona. Aparece como canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer obispo, Don Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la nueva fundación que Don Bernardo determinó hacer en España. Se asentaron los nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140 Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los moros; aquí fundaron el monasterio de Nienzabas del que fue abad Raimundo a la muerte de Durando, alrededor del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que tenía de santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la escritura del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero. En 1148 asistió al capítulo general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio estuvo presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense. Raimundo trasladó ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación real del castillo de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda, fundó en 1150 el de Santa María de Fitero del que será el primer abad. Diego de Velázquez es un monje que en tiempo pasado fue soldado y amigo del rey Sancho. Raimundo y él se encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que corre la plaza de Calatrava _confiada años atrás por Alfonso VII a los Templarios, pero que ahora está casi desguarnecida_ que es por el momento la llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad de los almohades. Raimundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los monjes traídos de Fitero más un ejército formado por campesinos y artesanos consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho III les concede el dominio de Calatrava donde Raimundo funda el mismo año la Orden _mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes al toque de la trompeta_ que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había muerto su fundador. Raimundo murió en 1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al monasterio cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las reliquias del santo se encuentran en la catedral de Toledo. Si los creyentes actuales quisiéramos imponer nuestra santa fe con la violencia, ya tendríamos que empezar por gestionar quién quisiera vendernos una bomba de hidrógeno; pero ese supuesto sería irreconciliable con la dignidad de las personas y el respeto a su dignidad, seríamos calificados inmediatamente de fanáticos y fundamentalistas; habríamos ciertamente perdido el norte de la caridad que califica a los cristianos como auténticos discípulos de Cristo, y nuestro modo de hacer supondría una renuncia total a los postulados de la convivencia democrática. Desde luego, habríamos dejado de confiar en los medios de siempre _oración, mortificación y buen ejemplo_ para ser sembradores de paz y de alegría que es el vehículo normal de transmisión de la fe, siempre don del Espíritu Santo. Pero, aunque hoy nos pueda parecer impropio de un santo vivir con la espada en la mano por la mañana y en oración adorante por la noche, la historia es así; juzgar los hechos pasados con la mentalidad actual es caer en un anacronismo. -
16 MARZO Santos: Hilario, Agapito, Patricio, Heriberto, Bonifacio, Queritano, obispos; Taciano, diácono; Félix, Dionisio, Largo, Julián, Petronila, Columba, Damián, Valentín, mártires; Abraham, eremita; Eusebia, abadesa. 16 Marzo San Abrahám Abrahám, solitario y eremita Los que escriben acerca de su vida, principalmente san Efrén con quien le unió una estrecha amistad, no mencionan el lugar de su vida de anacoreta, sí el territorio: Mesopotamia y, probablemente, en la cercanía de Edesa. Pasó más de cincuenta años en el desierto. Con veinte años ha comenzado su vida de soledad. Vive en una celda con ventanilla al campo y allí se entrega a la oración y a la penitencia. Sus bienes son una escudilla de madera para comer y beber, una estera de juncos, un manto y un cilicio; el alimento ordinario son las hierbas y raíces que el campo le da. La gente empieza a tener noticia de la existencia del solitario penitente en aquellos contornos; primero por curiosidad y luego por interés espiritual se le van aproximando los vecinos que transmiten más y más sus méritos y santidad. Siempre le vieron alegre y con carácter apacible. El obispo de Lampsaco (ahora la ciudad turca de Lapseki) conoce su virtud y santidad y como tiene en su territorio un poblado en donde no sólo impera el paganismo, no ha pensado en mejor varón para convertirles que en Abrahám y por eso le da el encargo de predicarles a Cristo después de hacerlo sacerdote. El santo penitente deja su celda por amor a la Iglesia que no por gusto personal. Lo primero que hace al llegar a su destino es edificar un templo. -
17 MARZO Santos: Patricio, Agrícola, Atón, obispos; José de Arimatea, Alejandro, Teódulo, mártires; Gertrudis, virgen; Desiderato (Deseado), Dionisio, Gabriel Lalemant, mártires. 17 de Marzo San Patricio, Obispo (c. 385-461) Nacido en Bretaña hacia el año 385, fue llevado cautivo muy joven a Irlanda, y obligado a desempeñar el oficio de pastor de ovejas. Conseguida la libertad fue sacerdote y obispo de su nueva patria a la que dedicó el resto de su vida mostrando unas dotes extraordinarias como evangelizador y ocupándose de la organizacón eclesiástica de Irlanda de la que es patrono. Murió en el año 461. -
18 MARZO Santos: Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor; Frigidiano, Anselmo, Alejandro, Narciso, obispos; Félix, doctor; Trófimo, Eucarpio, mártires; Salvador de Horta, confesor. 18 de Marzo San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Iglesia (315-386) Nació en una familia cristiana el año 315; sucedió al obispo Máximo en la sede de Jerusalén el año 348. Tuvo que sufrir varios destierros por defender la fe católica frente a los arrianos. Fue un insigne predicador, catequista y escritor. Murió el año 386.